Cada año una gran cantidad de mujeres en todo el mundo sufre violencia, paradójicamente el agresor, en la mayoría de los casos, es la persona que dice “más amarla”, su pareja. Lamentablemente, hoy en día esto ocurre cada vez a edades más tempranas desde el noviazgo, donde a las jóvenes les cuesta identificar esas señales de que están en presencia de un agresor y que es mejor huir lo más pronto posible. La violencia no solo es física, es también psicológica, sexual y patrimonial. Las historias son muchas, no las dejan maquillarse, deciden como debe ser el largo del cabello, se molestan por cierto tipo de ropa, les prohíben la relación con ciertos amigos o familiares, por visitar ciertos lugares, las toman de los brazos a la fuerza, se enojan con facilidad y gritan, patean o golpean una pared, lanzan un vaso, etc. Y en muchos casos se incrementa con el consumo de alcohol o drogas. Es donde más tenemos que sensibilizar a nuestras niñas y adolescentes en estos temas. Hay que enseñarles que aprendan a identificar las señales de que pueden estar en presencia de un agresor. Muchas mujeres erróneamente creen que cambiará y dicen: “cuando nos casemos va a cambiar, cuando nos casemos va a dejar de tomar”; por el contrario, generalmente la situación se incrementa y llega a niveles extremos, donde la mujer entra en un ciclo de violencia del que le cuesta mucho salir. La gente no entiende, cuando una mujer denuncia y han pasado años, muchos tratan de quitarle credibilidad y dicen “porqué hasta ahora que ha pasado tanto tiempo”; pero esa mujer que saca un poquito de fuerzas para denunciar tiene su autoestima por el suelo, le tiene terror a su agresor y la mayoría por vergüenza no le cuenta a nadie lo que están viviendo en su “hogar”. Por tal motivo, todos debemos estar alerta de las señales que nos pueda dar una amiga, una compañera, vecina o familiar que aparece con moretones, que llora con facilidad porque está muy vulnerable, que no asiste a nada porque “siempre tiene algo que hacer”. Por eso, rescato en que uno de los más grandes esfuerzos que debe tener un Estado, es con las niñas y adolescentes, para que reconozcan las señales, no sigan patrones de sumisión si fue lo que aprendieron en sus casas; pero también, es importante no olvidarnos del agresor, cómo a tempranas edades se les puede ayudar a identificar signos que les indique como aprender a controlarse para no enojarse, que es hora de salir solo a caminar para despejarse y muchas otras técnicas que enseñan los psicólogos que como abogada no me corresponde; pero lo cierto es que los esfuerzos deben hacerse desde las autoridades de Educación, para lograr bajar esas cifras, que lamentablemente suben año con año y que se han incrementado con la Pandemia del Covid-19. Tenemos las mejores leyes, pero cuando hay que aplicarlas es porque ya hubo violencia, es lo que debemos evitar con buenas políticas públicas y sociales, realmente, es aquí donde deben estar los esfuerzos de un país en educar a hombres y mujeres para bajar las cifras de violencia contra las mujeres. Ehs. Ilustración de pikisuperstar
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